- La sencillez y cercanía con la gente son dos de sus grandes virtudes.
- Su lema para la vida y el trabajo es caminar sin prisa pero sin pausa.
En Rainieri hay algo más que el olfato, el gen visionario y la pasión por el trabajo que comparte con sus competidores locales e internacionales, y es la cercanía con la gente, con sus clientes y con la clase política. Una sencillez que compatibiliza con personajes tan mundialmente famosos como la familia Clinton, sus grandes amigos.
Porque la familia al completo está volcada con los clientes, con los empleados y con sus invitados. Mención aparte merece el vínculo con los trabajadores, a los que ha ofertado unas viviendas muy dignas a precio preferencial en un proyecto habitacional próximo a Verón. A sus empleados en primer lugar, pero también al resto de los empleados de otras empresas.
Su lema, tanto para el trabajo como para la vida, es caminar sin prisa pero sin pausa. Paso a paso, con estas claves, ha conformado un grupo de empresas de relevancia en el sector turístico y en otros negocios que lo convierten en un líder nacional al que pocos le tosen, ni siquiera cuestionan. El brazo de su poder es muy alargado.