PUNTA CANA, República Dominicana — El próximo viernes 1ro de noviembre de 2019, Punta Cana cumple 50 años de haberse creado por el Grupo Puntacana. Sí, el nombre del grupo se escribe como si fuera una sola palabra para diferenciarlo del destino, Punta Cana, que de ser marca turística pasó a ser el nombre de toda una región. Y claro que todo esto no ocurre por casualidad, sino que ha sido el resultado del grupo de visionarios que se atrevió a soñar en grande, pero con la convicción de que la evolución no llegaría a la carrera, pero sí como resultado del trabajo en equipo, constante y sin pausa. Y es que “sin prisa, pero sin pausa” además de resumir la evolución del sector, es el lema del gestor de Punta Cana, el dominicano Frank R. Rainieri, quien por allá en 1969 y junto a otros inversionistas estadounidenses se atrevió a comprar un pedazo de paraíso en el este de la República Dominicana, para desarrollarlo como destino turístico internacional. Y fue precisamente ese auge turístico “allende los mares” lo que provocó que la región de Yauya adoptara el nombre de Punta Cana. Claro que 50 años no se pueden resumir a la ligera, especialmente cuando de la gestión del Grupo Puntacana se trata, porque ellos se atrevieron a tomar muy en serio el desarrollo turístico responsable y en armonía con el medio ambiente. EL VOCERO tuvo la gran oportunidad de conocer de primera mano las distintas áreas de trabajo y desarrollo del grupo en Punta Cana y estaremos reseñándolo en varias ediciones de TRAVESÍA. Porque no se trata solo de que este grupo es dueño de tres hoteles, tres campos de golf, un aeropuerto internacional, áreas residenciales, restaurantes, centros comerciales, sino que también ha realizado a la par, un desarrollo social encomiable que incluye desde la creación de centros de salud, escuelas a nivel primario, secundario y vocacional, y hasta una fundación que procura la conservación del medio ambiente y el uso adecuado de los recursos naturales de la región. Así que iniciemos con el principio…Fue en 1969 cuando un grupo de inversionistas norteamericanos liderado por Theodore W. Kheel, adquirió una porción de terrenos de 58 millones de metros cuadrados, equivalentes a 48 kilómetros cuadrados de pura jungla en el extremo este de la República Dominicana. De forma casi rectangular, esos terrenos incluyen aproximadamente 6.21 millas (10 kilómetros) a la orilla del mar con numerosas playas exóticas de arena blanca y miles de cocoteros, aunque sin ningún tipo de carreteras para su acceso. Al grupo de norteamericanos se les une otro grupo de inversionistas locales dirigidos por Frank R. Rainieri, quienes se propusieron hacer del área un destino turístico. La unión de los inversionistas estadounidenses junto a los dominicanos dio paso a la fundación de la Compañía de Desarrollo Turístico, Residencial e Industrial, S.A. (CODDETREISA) que se convirtió posteriormente en el Grupo Puntacana S.A., y fue así como inició la construcción del pequeño hotel Punta Cana Club en 1971. Este consistió de 10 cabañas de dos habitaciones, una casa club, un pequeño poblado para empleados, una planta eléctrica y una pista muy rústica para el aterrizaje de avionetas. “Aquel primer hotel tenía capacidad para hospedar hasta 40 personas, pero nunca alcanzó el máximo, ni tampoco fue lo suficientemente rentable. Pero nos ayudó a demostrar que teníamos en las manos una propiedad con gran potencial de desarrollo. Y ese primer intento hizo posible que en 1978 se construyera el primer hotel de 350 habitaciones por el Club Mediterrané de París, Francia”, recuerda Rainieri, quien se mantiene muy activo dentro del Grupo Puntacana. También en 1978, el Gobierno Dominicano inició la construcción de la primera carretera para conectar a Punta Cana con la red vial del país, pero con el inconveniente de tener que recorrer cerca de cuatro horas desde el aeropuerto internacional más cercano ubicado en Santo Domingo. Y esta realidad provocó que el Grupo Puntacana propusiera construir el Aeropuerto Internacional de Punta Cana. “Claro que nos tildaron de locos y nos tomó ocho años y tres gobiernos distintos para que nos aprobaran la supuesta locura. Pero como nuestro lema ha sido siempre hacer las cosas ‘sin prisa, pero sin pausa’, el aeropuerto se hizo realidad y se convirtió en el primero en ser operado por una empresa privada. La construcción tomó de 1982 a 1984, y ese mismo año recibimos al primer vuelo internacional: un bimotor turbo hélice procedente de San Juan, Puerto Rico”, recordó. Según nos contó el empresario dominicano, el primer año de establecido el aeropuerto la empresa perdió mucho dinero en combustible porque se evaporó más rápido de lo que pudieron venderlo y poner una solución a la situación. “Incluso llegué a decirle al arquitecto del proyecto que ya no tenía dinero para pagarle sus honorarios en ese momento, pero que lo haría tan pronto pudiese y fue así como iniciamos, en una terminal de tres mil pies cuadrados”, acotó. El aeropuerto original tiene en 2019 un total de 22 ampliaciones. Se suma el terminal B cuyas mejoras finalizarán el próximo año, aunque sigue en funciones y a inicios de 2020 comenzarán la construcción del terminal C que finalizará a finales de dicho año e incluirá una aduana aprobada por el gobierno de Estados Unidos desde donde se podrá completar todo el proceso de emigración. “Nos estamos adaptando a las nuevas circunstancias en este proceso de mejoras al aeropuerto, pero en algo seguimos muy fieles a nuestros preceptos como grupo empresarial, a no permitir la entrada de casinos al área porque somos un destino 100% familiar y muy comprometidos a cuidar del medio ambiente”, compartió Rainieri. El desarrollo hoteleroEl área de desarrollo hotelero de la región está en manos de Puntacana Resort & Club que ha desarrollado una estrategia de turismo en armonía con el medio ambiente. Son responsables de establecer el hotel Four Point en lo que se conoce como el área del Village, así como también cuentan con Tortuga Bay —que es el único hotel Cinco Diamantes en el país— y The Westin.
En total las hospederías ofrecen al visitante de la experiencia de tener disponible 14 bares y restaurantes, actividades acuáticas y recreativas, spa, tres campos de golf y incluyendo un campo con 45 hoyos único en su clase y diseñador por P.B. Dye y Tom Fazio, y, por supuesto, tres millas de playas bañadas por el Mar Caribe, de arena blanca, entre otros atractivos. Es importante entender que las hospederías del Grupo Puntacana no son “todo incluido” o ‘all inclusive’, y tampoco están interesados en serlo. Detalle que no ha impedido que sus hoteles sean reconocidos por la alta calidad de las comidas que sirven y toda la diversión y entretenimiento que ofrecen a sus huéspedes procedentes de todas las partes del mundo.
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